Tucumanos.

Danza en alusión, reminiscencia y parodia a la presencia de los arrieros argentinos que viajaban cabalgando desde el Tucumán al Perú arreando caballos y mulos para negociar sus productos.

Es evidente el hecho, que la danza llamada Tucumanos o Mula-mula data de la colonia, cuando en recueros o arrieros argentinos llegaban continuamente al altiplano puneño é incluso a las zonas de la costa sur del Perú. Como tal, nace, esta danza originariamente en las provincias de Azángaro, Carabaya y Sandia y que ahora se presenta también en diferentes escenarios, inclusive en Lima.

Su coreografía pareciera imitar la acción de cabalgar a briosos corceles con zurriagos en las manos, en actitud de arrear que en determinados momentos se muestran al danzar en sus pasos enérgicos, y que hace vibrar el piso cuando este es de madera. La danza es ejecutada por puros varones, sin embargo lo hacen en parejas simulando una competencia de virilidad, energía y destreza con guapeos y manifiestos del mas fuerte. 


Su vestimenta tiene semejanza a la que se supone usaron los tucumanos y consiste en: sombrero alón, camisa, dos reatas terciadas a ambos hombros, un mantón de Manila como el que usan en la Pandilla Puneña, y que le sirve en este caso, de especie de chiripá o chamal; colgado de la cintura para abajo envolviéndose en él las piernas a modo de pantalón, un par de botas de cuero y espuelas de las llamadas «roncadoras» por el sonido singular que producen al andar o danzar. 

Ejecutan la danza ocho o más parejas de jóvenes de talla alta y figura atlética, de preferencia y en razón a su vigorosa coreografía y manifiesta gallardía. El acompañamiento musical está conformado por guitarras, bandurrias, requintos (guitarrillo), violines, chilladores (charango encordado con cuerdas de alambre) y quenas, o por una estudiantina igual que acompañe a la Pandilla Puneña. El ritmo de la música es igualmente vigoroso y pareciera imitar el trotar de los mulas, en ciertos momentos de su ejecución.

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